Embate contra los organismos autónomos
¬ Luis Ángel García viernes 15, Dic 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El Presidente no ceja en su empeño por acabar con los contrapesos a que está obligado todo régimen democrático, sobre todo en una República federal y representativa. Pero como el proyecto político de la 4T quiere imponer un gobierno populista que requiere de estructuras totalitarias con el menoscabo de las libertades y derechos ciudadanos fortalece un presidencialismo autocrático donde el rector de la vida nacional es exclusivamente el Estado.
Esa visión estatista se acerca a los gobiernos totalitarios. Actualmente vivimos en un régimen híbrido, donde una aparente democracia cancela libertades e impone un sistema social de poca participación ciudadana y hay un control de todas las actividades, además de limitar el régimen de partidos para que el liderazgo quede en una sola persona -generalmente-, carismática que lleva a la obnubilación colectiva y nadie contraviene sus decisiones. No busca el bien común sino la supremacía de una camarilla que retiene el poder para sí misma.
Para lograr ese objetivo se requiere de una estructura vertical sin contrapesos. En nuestro país existe la división de poderes, donde hay tres instancias autónomas e independientes que evitan la concentración y el abuso de poder. Actualmente, el partido de gobierno -tan criticado en el periodo del priismo-mantiene una mayoría parlamentaria que le permite a un omnipresente y omnímodo Ejecutivo manipular y someter a abyectos legisladores dispuestos a aprobar cualquier iniciativa presidencial sin quitarle ni una coma, aunque sean aberraciones jurídicas o pretendan imponer abusos de autoridad. Del gabinete ni hablar, gente sumisa e impreparada dispuesta a cumplir cualquier orden o ser omisa en sus obligaciones, pero con un 90 por ciento de lealtad al inquilino de Palacio Nacional.
Pero en ese sistema híbrido y cercano al totalitarismo se requiere del control absoluto de todos los órganos de gobierno, por lo que es indispensable apoderarse también del Poder Judicial para quitarle al ciudadano su derecho a defenderse de los abusos del gobierno mediante el juicio de amparo y que no prosperen las controversias constitucionales ni las acciones de inconstitucionalidad. Hasta el momento, el mandatario ha sido incapaz de someter la autonomía e independencia de los ministros, a pesar de que cuenta con al menos cuatro togados carnales.
La escalada en contra de los contrapesos no queda en la abolición de la división de poderes, incluye la demolición anticonstitucional y antidemocrática de los organismos autónomos, como lo es el INE -un régimen totalitario requiere del control de las elecciones para su supervivencia y por ello busca acabar con la ciudadanización de los procesos comiciales-, el INAI, el Ifetel, la Cofece, la CRE y restarle autonomía al Banco de México y quitarle objetividad al Inegi, donde ya no harán estudios demoscópicos sobre el estado que guarda la educación en el país, además de haber acabado con el Coneval y rechazar los resultados de la prueba PISA.
Se decía que, bajo la tutela del PRI, vivíamos una dictadura, pero ahora estamos al borde de la autocracia, donde el poder absoluto no requiere de ser valorado, auditado ni tiene que transparentarse o rendir cuentas ante nadie, aunque vaya desnudo el rey.
Afortunadamente todavía no doblega a los jueces ni cuenta con una mayoría calificada en el Congreso, por lo que aún se puede rescatar nuestra democracia, dar vigencia a los organismos autónomos y mantener los contrapesos constitucionales que debe observar toda democracia; en la participación ciudadana está la oportunidad de revertir las intenciones de convertirnos en un régimen dictatorial.